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viernes, 23 de febrero de 2007

Educación de la Sexualidad



Supiste aclarar las dudas de tus alumnos o alumnas cuando te preguntaron:¿qué es la menstruación? ¿cuál es la vía de transmisión del VIH-SIDA? ¿cómo se practica el coito? ¿es malo cuando te masturbas? Tus respuestas, silencios, titubeos, actitudes son fundamentales para el desarrollo sexual saludable de los niños y niñas. Una respuesta prejuiciosa carente de información científica y ética o un rostro avergonzado puede marcar para siempre la vida sexual de las personas.

Desde la edad de dos años los infantes han entendido que a los adultos los temas sexuales les causan "pudor". Sus madres y padres ponen sobrenombres a los órganos sexuales, reprochan con un grito de "no te toques ahí" "las niñas buenas no lo hacen" o un golpe cuando los manipulan. No comprenden el porqué de la actitud de sus progenitores. No saben que a éstos también los golpearon en su infancia y los desinformaron contándoles conceptos erróneos y llenándolos de culpa y vergüenza. Aún no comprender la herencia de tabúes. Quizá lo comprendan siendo adultos/as cuando, en el mejor de los casos, con información decidan dejar de reproducir mitos o, en casos desafortunados, enfrenten alguna disfunción sexual a causa de aprender que la sexualidad es "sucia y mala".

La sexualidad es inherente al ser humano, nacemos con ella y nos acompañará a lo largo de nuestra existencia. En este proceso llamado vida debemos procurar la salud sexual definida por la Organización Mundial de la Salud como un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad; no sólo se refiere a la ausencia de enfermedad o disfunciones. La salud sexual requiere de un acercamiento positivo y respetuoso a la sexualidad y a las relaciones sexuales, así como a la posibilidad de tener relaciones sexuales placenteras y seguras, libres de coerción, discriminación y violencia. Para que la salud sexual se respete y mantenga, los derechos sexuales deben ser respetados y protegidos y plenamente ejercidos.

La educación de la sexualidad principalmente está a cargo de los padres y madres de familia así como de los y las docentes. La tarea no es nada sencilla porque se enfrentan a diferentes situaciones:

1 .- La sexualidad ha sido considerada por siglos como pecaminosa. Nos han dado información con valores negativos en su torno: nombrar, mirar o tocar los órganos sexuales es sucio, las mujeres buenas no hablan de temas sexuales, la masturbación es un pecado, etc. Quitar tabúes no es rápido como desconectar y conectar un aparato eléctrico. No somos máquinas, los seres humanos requerimos de un proceso para desmitificar y revalorar a la sexualidad, lo cual conseguiremos sólo con información verídica.

2.- Si bien es cierto que existen espacios en donde la gente puede obtener información sobre sexualidad humana en sus aspectos, biológicos, psicológicos y sociales, aún no hay muchos; además algunas instituciones de salud y de educación siguen levantando banderas en favor de los mitos en nombre de la "moralidad". Lo único que consiguen es desinformar y orillar a la sexualidad a la clandestinidad, a la prohibido, al morbo.

3.- Los materiales de apoyo están cargado de educación sexista con discursos que fomentan la desigualdad y el establecimiento de roles en donde se encajonan el comportamiento de niños y niñas, limitando sus potencialidades como seres humanos en aspectos intelectuales y emotivos: los niños son valientes y no lloran, las niñas son bonitas si se enojan se ponen feas.

Información + respeto + afecto = salud sexual

La labor de educar sobre sexualidad humana no es fácil, requiere del trabajo de mucha gente entre especialistas quienes elaboran investigaciones serias, profesionales en el área de la salud y la educación así como los padres y madres de familia. Es una tarea de todos y todas que debemos comenzar para una sociedad sin prejuicios ni miedos.

Los primeros pasos los han dado científicos/as quienes desde hace varias décadas han desmitificado conceptos a través de sus investigaciones. El siguiente paso corresponde a quienes estamos encargados de difundir información y educar. Apoyemos la salud sexual, mental y física de las personas. No sigamos reproduciendo discursos con valores negativos, aportemos más afecto, respeto a la diversidad y a la equidad de género, amor hacia nuestro entorno, salud en nuestro interior.

Con educación podemos desmitificar y optar por una vida saludable. Comencemos con la nuestra, explorando conceptos y revalorando.

Ante actitudes moralistas y represivas, no llegaremos más que al SIN RECREO, al castigo. A seguir ocultando la vida sexual, a limitar nuestras expresiones de afecto y amor. Las investigaciones muestran que niños y niñas informados sobre aspectos sexuales inician su vida sexual más tardíamente y con responsabilidad, así que no tengamos miedo de informar.

La salud sexual un compromiso de educación

Enseñemos en las aulas a multiplicar respeto, amor y responsabilidad. A sumar afecto y salud. A restar infecciones de transmisión sexual y embarazos no deseados. A dividir responsabilidades equitativamente así como beneficios. Enseñemos a leer más allá de lo que dicen los textos, a comprender que entre las líneas blancas existen muchas posibilidades que toca inventar.

Otorguemos herramientas para investigar y construir en salud. No quitemos el recreo de la vida, de la diversidad, del juego, de la imaginación y la creatividad. La sexualidad necesita esparcimiento para interactuar emociones, palabras, sentimientos.

Enseñemos a escribir una nueva historia... en salud, con amor y respeto.

La diversidad en la sexualidad



Los seres humanos somos diversos por naturaleza, en todo lo que hacemos hay diferencia y no por eso le quitamos la legitimidad a nuestros actos. Por ejemplo, a Sofía le gustan las manzanas y también las peras, naranjas, etc. Eso no quiere decir que una fruta sea mejor que otra, son distintas con propiedades nutricionales únicas, los sabores son distintos y no se contraponen. Por otro lado, a Israel le gustan los trajes color gris, los azules también y los negros, etc. ¿un color es mejor que otro? NO, ¿se contraponen? NO. Pues algo similar sucede en la sexualidad.

Cuando en sexualidad se habla de diversidad, las personas podemos asociar la palabra con libertad, respeto, responsabilidad o con peligro, censura, algo indeseable, prohibido, que está mal, y en sexualidad nada se contrapone porque nos manejamos con tres reglas ante la expresión diversa de la sexualidad que son:

a) Durante la práctica sexual la persona no se provoca daño.
b) Tampoco le provoca daño a otras personas.
c) Entre quienes participan en la experiencia sexual hay un acuerdo mutuo.

La experiencia consciente de la sexualidad nos pone en el límite de la libertad y la dependencia, la libertad para vivir el placer responsable contra la dependencia a los viejos esquemas impuestos de prohibición del placer.

Nos podemos traicionar en la experiencia erótica y dar paso al temor a través de anestesiar el cuerpo quitándole la posibilidad de sentir y vivir, hasta preguntarnos en algún momento después de años de mentirnos ¿dónde quedaron nuestros sueños? Esas miradas libres que creábamos para darle una dirección a nuestra vida han sido sustituidas por una cadena de traiciones continuas que pusimos al creernos tan listos como para controlar hasta nuestro placer y meterlo en una agenda, acotado por un breve espacio de tiempo del día. Después de todo, lo único que abrazamos es la inmensa soledad que creamos y dónde se suponía que no íbamos a vivir.

A veces ni le preguntamos a nuestro cuerpo qué es lo que quiere, tememos que su voz sea irracional o, como algunos lo llaman, una “sexualidad animal”. Pero lo único animal o mejor dicho irracional es no vivir lo que nos corresponde vivir. Muchas veces, lo descubrimos tarde, cuando la vida ya se nos va, porque un cuerpo sin vida, sin alma, no puede reír, llorar ni cantar. Un cuerpo abandonado, limitado, sin experiencia de placer sólo espera morir, tal vez como la última racionalización del que lo porta es que habrá otra oportunidad en otra vida.

Si lo hemos vivido, la muerte no nos asusta, la esperamos en paz, no es sorpresa, ni temor, ni tristeza, es tránsito natural de lo humano, tránsito de vida de sonrisas, besos, caricias, abrazos a sonrisas, besos, caricias, abrazos de los que se quedan y continúan.

Si yo no me permito vivir la diversidad que representa mi sexualidad ¿habría de prohibirle vivir plenamente su sexualidad a otras/os? Tú ¿qué opinas?

Cómo ser inteligente sexualmente



Casi tod@s consideramos el sexo como una parte fundamental de nuestras vidas y, sin embargo, menos del 25% de las personas afirma tener una vida sexual satisfactoria. Pese a la aparente sofisticación de nuestra sociedad, no hablamos de sexo: mitos, falacias, incomunicación, miedos y vergüenzas nos avasallan constantemente hasta alejarnos de nuestra verdadera identidad sexual. Para remediarlo, los psicólogos Sheree Conrad y Michael Milburn han desarrollado el concepto de Inteligencia Sexual (IS).

Según afirman l@s psicólog@s en su libro “Inteligencia sexual”, la llave de la Inteligencia Sexual es el conocimiento de sí mismo. Esto implica ver más allá de los mitos culturales que deforman la sexualidad, desvelar nuestros verdaderos deseos sexuales y desarrollar las aptitudes emocionales y sociales que permitirán compartir nuestra personalidad real con nuestras parejas.

Conocerse a nosotros mismos es, en realidad, descubrir ese yo sexual secreto que se forma a lo largo de nuestra vida. Desde que nacemos, cada individuo construye una historia con sus deseos sexuales, pero también con sus miedos, esperas, negaciones, creencias erróneas o experiencias negativas.

Todo ello se entremezcla a través de los años para formar nuestra identidad sexual que llevamos con nosotros en nuestra edad adulta. Este yo sexual secreto es el que guarda la llave de los placeres extremos, de las atracciones inexplicables y de nuestras elecciones, buenas o malas, que acabamos tomando en nuestra vida.

El problema es que, como aclaran Conrad y Milburn, “nuestros verdaderos deseos sexuales pueden estar escondidos por experiencias traumáticas, necesidades emocionales no satisfechas que nos impiden descubrir nuestras verdaderas preferencias, y por ideas preconcebidas provocadas casi siempre por las normas culturales”. Por ello, en la mayoría de las veces acabamos fuera de lugar, desconectados de nuestros deseos y, en algunas ocasiones, enterrando nuestra sexualidad en el olvido.

Sin embargo, ignorar su yo sexual secreto puede tener consecuencias profundamente destructoras. Nuestra sexualidad es tan fundamental como nuestras emociones, nuestro intelecto o nuestra personalidad. Si la enterramos, negamos una parte esencial de nosotr@s mism@s.

El resultado se ve en la encuesta que realizaron Conrad y Milburn con unas 500 personas en 1998. De éstos, un número sorprendentemente alto sufre de disfunciones sexuales. Por ejemplo, el 42% no tiene deseo sexual; 57% son incapaces de tener un orgasmo; la mitad de las mujeres de entre 18 y 29 años consideran las relaciones sexuales dolorosas; 33% de los hombres de la misma franja de edad tienen dificultades a tener o mantener una erección; y 53% padecen de eyaculación precoz.

Solucionarlo no significa ser más “liberal” sexualmente hablando. Tampoco se trata de aprender nuevas técnicas y aún menos pasar a ser maest@ en el arte de la seducción o de la manipulación. Se trata simplemente de ser inteligente sexualmente.

El libro se basa en tres pilares que sustentan la Inteligencia Sexual. El primero es el conocimiento sexual, científico y preciso que nos permite tomar el control de nuestra vida sexual y así protegerse, por ejemplo, de las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) como el VIH/Sida. El segundo pilar es la toma de conciencia de nuestro yo sexual secreto. Saber lo que nos excita, lo que nos causa problemas, lo que nos atrae, lo que preferimos. Finalmente, el tercer pilar es la capacidad de conectarse con l@s otr@s dado que una sexualidad enriquecedora no se vive sol@. Es decir, hablar con nuestra pareja de nuestras necesidades sexuales e imaginar con precisión como nuestro comportamiento sexual puede afectar a sus sentimientos.

A partir de ahí, el trabajo de Conrad y Milburn se estructura en varias partes con el objetivo de presentar una visión de la sexualidad en la que podamos vernos reflejad@s. Por ejemplo, los obstáculos que nos impiden mejorar nuestra vida sexual y adquirir un conocimiento de la sexualidad humana como puede ser una determinada educación de los padres o religiosa, así como los mitos. Otra parte se dedica al conocimiento del yo sexual secreto y de los factores que contribuyen a su desarrollo. Finalmente, l@s psicólog@s se centran en la inteligencia sexual del día a día: cómo funciona la atracción sexual, cómo lidiar con la seducción en el puesto de trabajo, cómo mantenerse fiel en una relación duradera, etc.

El libro nos invita así a recorrer el camino de nuestro interior bajo forma de una profunda introspección, pero sin apenas darnos cuenta de ello. A través de las vivencias de los pacientes de Conrad y Milburn, podremos identificar experiencias en la que nos podremos ver reflejad@s. Ello significa tomar conciencia de cómo, por ejemplo, la visión de la sexualidad de nuestros padres nos afecta hoy día, o cómo una mala experiencia sexual nos condiciona todas nuestras relaciones presentes y futuras.

En definitiva, nos permite echar la mirada hacia atrás para poder interpretar el presente y, sobre todo, construir un futuro a través de una identidad sexual acorde a nuestros verdaderos deseos.


Dr. CONRAD, Sheree y Dr. MILBURN, Michael. Inteligencia Sexual, Editorial Planeta, Barcelona, 2002, 464 p.

Dr. CONRAD, Sheree and Dr. MILBURN, Michael. Sexual Intelligence : The Groundbreaking Study That Shows You How to Boost Your "Sex IQ" and GainGreater Sexual Satisfaction, Crown, 2001, 352 p. (versión original en inglés).

Todo... menos aburrirse



Es un inicio de año y podemos mirarlo esperanzador si tomamos entre nuestras manos las infinitas posibilidades que representa vivir responsablemente, para generar una experiencia de la sexualidad libre y con una narrativa que lo describa de forma clara pues no siempre ha sido así.

A comienzos del siglo XVII el discurso sobre la sexualidad no era todavía opacado y no generaba la incomodidad de nuestro tiempo, las prácticas no tenían nada de oculto, los discursos estaban sin disfraz.

De una experiencia brillante se pasó a la oscura monotonía de la burguesía victoriana. La sexualidad se fue guardando hasta quedar encerrada con un único rostro visible: su función reproductiva cuidadosamente guardada en el sexo oficial, el cual tiene que cumplir con cuatro reglas 1) ser monógamo, 2) ser heterosexual, 3) ser reproductivo y 4) estar dentro del marco del matrimonio.

La sexualidad se vio envuelta por el silencio, un silencio incómodo que se presenta cuando se habla o se pregunta sobre sexualidad. Hablar de sexualidad se vierte en seriedad y se restringe a los discursos médicos donde se esteriliza. Así, el único espacio para experimentar la sexualidad erótica pasa a ser la cama conyugal, donde se enfatiza su función reproductiva mientras que todo lo otro tiene que ser desterrado, esfumarse y desaparecer.

Con la regulación que se hace de su función, la sexualidad erótica desaparece de los espacios públicos y de los privados y se niega que exista en algunos grupos como por ejemplo las/os niñas/os donde los planteamientos hacia ellas/os se vuelven asexuales. Por lo tanto, se inicia un mecanismo de represión, de control de la información que funciona como una condena de desaparición, pero también como una orden de silencio, afirmación de inexistencia y como una confirmación de que no hay nada de que hablar o saber, ni ver, ni oír, ni sentir.

Quedan algunos espacios, algunas concesiones, por lo que las sexualidades que se consideren ilegítimas son trasladadas al burdel. Pero ahí tampoco es libre, pues del carácter reproductor pasa al carácter de mercancía donde se obtendrá una ganancia.

En resumen, en la sexualidad lo que no apunta a la procreación está prohibido, se le encuentra excluido, negado o reducido al silencio, se maneja que no existe y que nunca debería de existir. Como ejemplo, si a los niños/as se les inculca la idea de que la sexualidad no existe, que mejor razón para impedirles que hablen de ello, razón para imponer un silencio general.

Del silencio se pasa a la solemnidad. Si la concepción de la sexualidad está prohibida, quien la nombre estará fuera de la ley, por lo que se hablará con solemnidad para evitar la censura.

Han pasado muchísimos años desde que se inició este dispositivo. Por ello, cada vez que hablamos claramente sobre la sexualidad vamos creando una experiencia diferente y un camino más liberador para quienes se adentran al tema. Es valioso evitar el chiste que desvaloriza al otro porque le niega la legitimidad y hace que se sostenga la violencia hacia el diferente, un diferente tan diferente como el observador.

Vivamos una sexualidad libre, responsable, erótica, apasionada, sin culpa y gratificante. Mientras no se dañe a otras/os, a sí misma/o y haya acuerdo entre quienes participan, la experiencia será muy gratificante y se valdrá vivir todas las sensaciones que el cuerpo ofrece, porque todo se vale… menos aburrirse.

El clítoris, la llave del placer



Justo por debajo del punto de unión superior de los labios internos de los órganos sexuales pélvicos femeninos, se localiza un diminuto prepucio (capuchón) encargado de recubrir y proteger al clítoris, un órgano pequeño, pero de ninguna manera insignificante.

La anatomía del clítoris fue descrita en 1559 por Renaldus Columbus de Padua, sin embargo su primicia fue disputada por Gabrielo Fallopio, otro anatomista eminente. Este apéndice femenino constituye un verdadero regalo anatómico para las mujeres debido a que su única función conocida es concentrar sensaciones sexuales y placer erótico, conclusión a la que llegaron William Master y Virginia Johnson (pioneros en la investigación de la sexualidad humana). A partir de sus observaciones de laboratorio realizadas por medio de dispositivos tecnológicos para medir y despertar el orgasmo, la pareja de científicos concluyó que el orgasmo era siempre resultado de la estimulación del clítoris, incluso si el clítoris no era excitado directamente como sucede en la fricción del pene durante la cópula.

En algunas mujeres, el clítoris puede ser absolutamente sensible y un análogo obvio al pene; en otras, pequeño y apenas visible. En cualquiera de ambos casos su función es la misma: provoca la excitación sexual ya que dispone de fibras nerviosas muy sensibles al tacto, la presión y la temperatura que al ser estimuladas envían una oleada de signos nerviosos hasta el cerebro en donde se origina el orgasmo.

Parecen iguales, pero no lo son

Comparado en muchas ocasiones con el pene por algunas similitudes anatómicas, como el aumento de su tamaño con la excitación y un músculo en su parte posterior equivalente al que produce las contracciones en el pene, el clítoris posee características específicas que lo hace diferente: su función no es reproductora ni urinaria y en el aspecto sexual también difieren; la erección del hombre es el primer síntoma de excitación sexual, en tanto que en la mujer, el aumento del tamaño del clítoris es posterior a la lubricación vaginal.

Después del orgasmo, el clítoris se relaja disminuyendo la afluencia de sangre y vuelve a su tamaño normal en un periodo de 5 a 10 minutos.

No me puedo quedar así

Efectivamente a las mujeres también les produce frustración una relación sexual inconclusa. Después de haber llegado a un alto grado de estimulación sexual, si la mujer no alcanza el orgasmo el clítoris permanece excitado inclusive por varias horas.

Todo término tiene un por qué y ello no es difícil de averiguar yendo al origen de la palabra. Así encontramos que clítoris viene del vocablo griego kleitoris y éste a su vez deriva de kleis que significa llave. Sin lugar a dudas el clítoris es una de las llaves con las que la mujer cuenta para acceder al placer sexual.

Secretos del orgasmo femenino



Durante muchos años, en la literatura erótica se han encontrado múltiples y constantes referencias a que en el punto máximo de la satisfacción sexual la mujer expulsaba abundantes cantidades de liquido o "jugos" orgásmicos. Ésta era una creencia generalizada.

Igualmente, pero de otra fuente, el psicoanálisis creado por Sigmund Freud nos enseñó que existen en la mujer dos tipos de orgasmo, uno que se origina por la estimulación del Clítoris y otro que proviene de la vagina; estableciendo que el segundo era el "sano" o "adecuado".

Respecto a la expulsión de líquido durante el orgasmo, los primeros estudiosos de la Sexología y los Ginecólogos negaron este hecho durante mucho tiempo.

¿Y cuál es la realidad de estas dos situaciones a la luz del conocimiento objetivo?

En cuanto a la posibilidad de que la mujer expulse líquido durante el orgasmo es necesario hacer algunas precisiones previas: de hecho sabemos que la respuesta de cualquier mujer que se encuentra excitada es la lubricación vaginal. Es decir que, al igual que en el hombre se provoca la erección, en la vagina de la mujer se produce una sustancia líquida viscosa cuyo origen y mecanismo real de producción no se conoce bien. Esta lubricación es mayor mientras mayor sea el grado de excitación y no existen evidencias de que durante el orgasmo la lubricación aumente importantemente.

Sin embargo, al inicio de este siglo un Ginecólogo de apellido Graffenberg describió una zona en la cara anterior de la vagina, a pocos centímetros de la entrada, que al ser estimulada provocaba sensaciones muy intensas en la mujer y con frecuencia referían una sensación como de deseo de orinar. A esta zona se le conoce como Punto de Graffenberg o Punto G.

Posteriormente en el año de 1978 otros autores demostraron la existencia de una glándula prostática en la mujer. De hecho durante mucho tiempo se pensó que sólo el hombre tenía próstata siendo ésta responsable de la producción del líquido que junto con los espermatozoides constituye el semen. Lo interesante es que la "próstata femenina" no es como en el hombre una glándula compacta, en ella se encuentra como una gran cantidad de cúmulos de células que rodean a la uretra, es decir al "tubo" que conduce la orina al exterior y cuya desembocadura está en la vulva un poco por delante del orificio vaginal.

La vinculación entre el punto G y la "próstata femenina" estriba en el hecho de que en cierto número de mujeres cuando hay estimulación del punto G, se produce expulsión de un líquido por la uretra y muchas veces esto coincide con el orgasmo. A esto se le llama hoy en día como eyaculación femenina. El problema estriba en que muchas mujeres a las que les sucede esto y a sus parejas, les incomoda pero principalmente por que se suele pensar que la mujer "se orinó". Recientemente los autores de un estupendo libro, que enfáticamente recomiendo a nuestros lectores y lectoras, Laddas, Whipple y Perry, han demostrado que el líquido que expulsa la mujer bajo estas circunstancias tiene una composición química totalmente diferente a la orina y que se acerca más a la del líquido prostático. El libro se titula "El Punto G" y está editado por Grijalbo.

Es importante señalar que no todas las mujeres presentan eyaculación y que tampoco todas sienten lo descrito ante la estimulación del punto G, sin embargo es útil que muchas de ellas que sí lo presentan no consideren, ni sus parejas tampoco, que se trata de algo "enfermo" o que deba corregirse. En mi experiencia clínica me ha tocado ver con cierta frecuencia a mujeres y parejas muy atormentadas por esta situación, cuando en realidad puede ser una aventura más para el enriquecimiento de la vida sexual.

En cuanto a los famosos orgasmos "vaginales y clitorídeos", la concepción de que unos son "mejores" que otros también ha hecho sufrir y angustiarse a muchas mujeres. Hoy en día se sabe que no tenemos por qué considerar a un tipo de orgasmo como más o menos sano. La realidad es que, por un lado el origen de un orgasmo, sea por estimulación del clítoris, de la vagina, del punto G, de los pechos o de las orejas puede hacer que la mujer lo sienta diferente pero mientras sea satisfactorio no existe conflicto alguno. Mas aún las investigaciones recientes y los testimonios de mujeres revelan que existen múltiples sensaciones orgásmicas en ellas; que no sólo influye el sitio estimulado sino que también van a influir el tipo de orgasmo situaciones circundantes como puede ser el momento, la pareja, la música, etc.

No existen pues "zonas erógenas" estandarizadas para las mujeres o los hombres. Si algo no debe considerarse como estático e inamovible es la sexualidad, la que por su inmensa variabilidad es constantemente cambiante y por ello se convierte en una de las más maravillosas e increíbles fuentes de satisfacción, placer y desarrollo personal.

Amor a primera vista ¿existe?



En más de una página de Internet encontramos el debate de si existe o no el amor a primera vista. También es título, slogan o guión de película cinematográficas como es el caso del actual film “Closer” del director Mike Nichols.

Quizá algun@s estén cien por ciento convencid@s de que existe el amor a primera vista, porque “dicen” lo han vivido y además sentido como una experiencia avasalladora. Han experimentado conocer a alguien y estar segur@s de haber encontrado a “su media naranja” con sólo mirarle. Pero ¿qué tan cierto es esto del amor a primera vista? ¿Es verdad que existe o es sólo una invención para seguir ensalzando al “amor”?

Amor a primera vista

Primero comencemos definiendo qué es el amor. Tarea complicada porque han debatido mucho sobre el tema intelectuales, filósof@s, poetas, cantantes, romántic@s, sin llegar a una definición clara. Lo que sí se tiene claro es que es un sentimiento hacia, por lo general, otra persona. Así que por ahí comencemos y centremos.

El amor es un sentimiento que nos impulsa a desear lo mejor para el ser amad@. Una de las tantas conclusiones de la Real Academia de la Lengua Española y definición de reconocid@s especialistas de la sexología. La pregunta es: ¿en un cruce de miradas pensamos en desearle lo mejor a la otra persona? No lo creo. Entonces el amor a primera vista, por muy romántico que parezca, no existe.

Atracción a primera vista

Quizá al “amor a primera vista” se le debería llamar “atracción a primera vista”. Esto sí que sucede y es puramente físico.

La atracción a primera vista es cuando ves a alguien quien físicamente te parece atractiv@. El corazón empieza a palpitar más rápido, nos ruborizamos, las pupilas se dilatan, etc. A partir de ese momento y en cuestión de segundos, se pueden desencadenar una serie de reacciones químicas hacia la otra persona que pueden conducirnos hasta el enamoramiento. Pero con un poco de tiempo, aunque no se pueda medir cuánto. Pero no es instantáneo.

Como dijimos, la atracción puede suscitarse en un abrir y cerrar de ojos, con una simple mirada. Es inmediata. Es coincidir con otra persona y quizá este encuentro sólo nos lleve a una “noche pasional”, pero no más allá.

Con el tiempo, cuando los lazos de afecto unan más, el amor se puede presentar o bien el enamoramiento. Se requiere tiempo para amar al otr@. Se requiere saber amar, deseando lo mejor para él o ella...

¿Tú que opinas? Al final, el debate sobre el amor seguirá existiendo para no quitarle romanticismo y magia. Si deseas dar tu opinión, escríbenos.

Zonas erógenas - Territorios de placer del cuerpo



¿Qué son las zonas erógenas?

Son las partes del cuerpo que son fuentes latentes de placer o excitación. Comúnmente se cree que las zonas erógenas de mayor placer son los órganos sexuales pélvicos porque vivimos en una cultura en donde se ha limitado la sexualidad a su función reproductiva, colocando el placer en una posición de "pecado". Sin embargo las zonas erógenas del cuerpo masculino o femenino son sorprendentemente insospechadas.

¿Cuáles son los órganos sexuales más importantes del cuerpo humano?

El cuerpo humano tiene un órgano sexual de suma importancia: el cerebro. Es la matriz de nuestro sistema nervioso. También la información que pongamos en nuestra mente será el motor de nuestros actos, por ejemplo, si en nuestra mente consideramos la sexualidad como pecaminosa o sucia, por obviedad nuestro comportamiento estará determinado por esta ideología, causando conflicto en la práctica erótica. Sin embargo, si la información que ocupa nuestro "disco duro" está libre de prejuicios, viviremos nuestra sexualidad de forma más natural y saludable.

Si el cerebro es el órgano más importante, indiscutiblemente el más grande es la PIEL. Tanto para las mujeres como para los hombres su extensión de piel es una gran alfombra de posibilidades de disfrutar sensaciones excitantes.

¿Cuáles son otras zonas erógenas más comunes?

Por excelencia las zonas de mayor placer son todas aquellas que tengan mayor número de terminales nerviosas como los pezones, el glande, el clítoris o el cuello.

La cultura occidental considera los senos femeninos como una zona altamente erógena. Contrariamente, no todas las mujeres sienten placer al ser estimuladas en los senos ya que para algunas, su centro de mayor placer es la espalda. Inclusive hay quienes alcanzan el orgasmo con el simple hecho de ser estimuladas en esta parte del cuerpo. Por supuesto una en un millón.

Los labios son una zona explorada comúnmente. Los besos son un estímulo que brinda sensaciones placenteras. A través del besuqueo se puede explorar otros órganos de placer como la lengua, lo que se consigue con los conocidos besos franceses, que es la introducción de la lengua en la boca de la otra persona, simbolizando la pasión y la penetración. También con la boca se realizan otros tipos de caricias como el sexo bucogenital -la boca en los órganos sexuales pélvicos (boca-vagina/boca-pene).

El ano, las nalgas y el perineo también son zonas erógenas latentes por sus terminales nerviosas. La actividad de introducir el dedo, pene u otros objetos a través del ano para estimular no es exclusiva de las personas con preferencia homosexual o de hombres que tienen sexo con hombres, se sabe que el número de parejas heterosexuales que lo realizan es mayor.

Existen muchas otras zonas con potencial erótico. Los pies son altamente eróticos así como cada uno de los dedos que lo componen. Morder el lóbulo de la oreja, la nuca, los hombros o bien acariciar el rostro o el cabello suele ser bastante placentero.

Conclusiones

Cada persona tiene una anatomía diferenciada por lo cual sus zonas de placer también son diferentes. A una mujer le puede agradar ser tocada en sus nalgas mientras que a otras las caricias en las manos pueden ser el botón de inicio de su excitación. Por otra parte, existen varones a quienes la estimulación de sus pezones es lo más sensible mientras para otros les parece hasta repulsivo.

El descubrimiento de las zonas de placer del propio cuerpo y de la pareja son lo que hace a los encuentros eróticos excitantes. No limitemos nuestras zonas erógenas al simple coito, la exploración de todo el cuerpo da por resultado la conquista de más territorios de placer.

jueves, 22 de febrero de 2007

¿Qué son y para qué sirven los lubricantes?



Los lubricantes son sustancias que se utilizan para paliar los problemas de lubricación femeninos y hacer que la penetración sea más fácil y placentera. También se emplean para facilitar el sexo anal. Además de para solucionar la sequedad, los lubrificantes se utilizan simplemente para aumentar las sensaciones placenteras durante el coito.


Por otra parte, este tipo de sustancias las recomiendan los ginecólogos a las mujeres que comienzan con la menopausia, ya que experimentan cambios fisiológicos que les impiden lubricar con normalidad.


Los lubricantes pueden comprarse en farmacias o en sex shops, condonerías o comercios especializados, ya que pueden adquirirse sin prescripción médica. Se presentan como cremas, geles o supositorios que deben estar hechos a base de estrógenos o agua. Hay que evitar los que tienen una base oleica, ya que estas sustancias, como los aceites corporales, vaselinas, etc. no son recomendables y pueden alterar la efectividad del preservativo.


Los geles lubricantes pueden ser aplicados en la vulva, el clítoris y dentro de la vagina con un aplicador o con el dedo antes del acto sexual. Para casos de sequedad severa se emplean supositorios vaginales.

¿Cuánto tiempo hay que esperar para hacer el amor después del parto?



No hay ningún peligro si se intenta consumar el coito entre los 10 y 14 días después del parto, pero se trata de una decisión absolutamente personal. La mayor parte de las mujeres esperan la llamada cuarentena (unos cuarenta días). Si se inician antes las relaciones sexuales, al menos hay que esperar a que las pérdidas hayan desaparecido y el cuello del útero esté fuerte para evitar infecciones.


Respecto a la episiotomía, también hay que asegurarse de que haya cicatrizado bien para que la penetración no sea dolorosa. En la mayoría de los casos no son las causas físicas las que retrasan la vuelta al sexo con la pareja sino más bien la falta de deseo. Es normal: el cuidado del bebé, cansancio, falta de sueño, adaptación al papel de madre-mujer, etc.


Aunque la mujer no tenga aún el período, es necesario emplear métodos anticonceptivos tras el parto, ya que aunque no haya menstruación, sí puede haber ovulación y, por tanto, riesgo de un nuevo embarazo.

¿Es malo tener relaciones sexuales durante el embarazo?



En principio, estar embarazada no es ningún impedimento para poder disfrutar del sexo. No hay ninguna razón fisiológica que lo impida ni mucho menos el feto va a sufrir daño, ya que se encuentra ubicado en el útero, lugar al que el pene no puede llegar.



El mayor problema que tienen las embarazadas es la postura que pueden adoptar para hacer el amor, ya que en una gestante avanzada la tripa puede obstaculizar el coito. Lo más cómodo en estos casos es hacer el amor de espaldas o de lado.



Las molestias del principio (náuseas) o del final (cansancio) pueden hacer que durante el primer o tercer trimestre de embarazo algunas mujeres sí vean disminuida su libido. El mayor volumen de su cuerpo y las nuevas formas que presenta también pueden provocar cierto rechazo o pudor frente al acto sexual.


Nunca he tenido un orgasmo... ¿soy frígida?



El término frigidez se usa popularmente con un matiz despectivo para designar a una mujer que es incapaz de obtener placer sexual; clínicamente se emplea el término anorgasmia. Se trata de un problema bastante habitual en las mujeres, sobre todo de cierta edad, con poca experiencia sexual, complejos, miedos o tabúes respecto al sexo.


Desde un punto de vista fisiológico las mujeres suelen necesitar más excitación que los hombres para poder llegar al orgasmo. Pero que nunca se haya experimentado un orgasmo no quiere decir que se sea frígida. El orgasmo consiste en una serie de contracciones de los músculos vaginales que proporciona sensación de relajación y bienestar. Por ello, a veces es necesario ejercitar el tono los músculos vaginales que intervienen en el orgasmo.


Esto se consigue mediante los famosos ejercicios de Kegel, que consisten en contracciones voluntarias de los músculos del suelo pélvico. La pérdida o ausencia de la capacidad orgásmica también puede ser debida a factores de índole psicológica: estrés, ansiedad, complejos, etc. O a causas fisiológicas como el descenso de los niveles hormonales, como en el caso de las mujeres menopáusicas, o incluso debido a la píldora anticonceptiva. Muchas veces la obsesión por conseguir un orgasmo impide lograrlo.


Una cosa es no ser capaz de experimentar orgasmos y otra el no tener deseos sexuales. El primero de los casos no se debe a algún tipo de malformación o alteración de tipo médico, sino a la falta de excitación previa. Para poder llegar al orgasmo lo más conveniente es estimular el clítoris.

Siempre me duele la penetración. ¿Sufro vaginismo?



El vaginismo es una contracción involuntaria de la vagina que muchas mujeres experimentan al hacer el amor, lo que dificulta y hace dolorosa la penetración. Además, si no hay excitación no se lubrica, es decir, no se generan los fluidos necesarios para que el pene entre en la vagina sin causar dolor.


Para las mujeres con este problema el bloqueo psicológico es tal que cualquier idea de penetración desencadena una contracción involuntaria de los músculos de la vagina. Una educación rígida, traumas infantiles, complejos o malas experiencias pueden estar en el origen de este problema, cuya solución pasa por un psicólogo o terapeuta sexual.

¿Puede una mujer tener más de un orgasmo seguido? ¿Y un hombre?



Sí. Una de las diferencias más importantes entre los dos sexos es que las mujeres son capaces de sentir varios orgasmos en un solo acto sexual. Esto se debe a que después del clímax el retorno a la normalidad es lento y gradual, por lo que con una estimulación correcta es posible volver a la fase orgásmica varias veces en un mismo acto.

Pero ni todas las mujeres son capaces de conseguir varios orgasmos en una relación ni se consigue en todas las relaciones sexuales. Por su parte, es posible que un hombre pueda tener varios orgasmos seguido si, una vez que ha eyaculado, consigue tener una nueva erección.
El orgasmo consiste en una serie de contracciones de los músculos vaginales que proporciona sensación de relajación y bienestar.

¿Existen diferentes tipos de orgasmos femeninos?



Williams Masters y Virginia Johnson, los grandes padres de la sexología, afirman categóricamente que no existe el orgasmo femenino sin la intervención del clítoris.


Por eso carece de sentido hablar de distintas clases de orgasmos. Pero la experiencia en muchas mujeres hace dudar de esta afirmación. Se dice que existe un tipo de orgasmo que se inicia en el clítoris y se extiende por la vagina cuando es estimulado el punto “G”, que provoca un clímax más intenso que en el que sólo está involucrado el clítoris.

¿Cómo es el orgasmo femenino? ¿Cómo sé si he tenido uno?



El orgasmo es la fase álgida de excitación de la mujer. La respuesta sexual de la mujer recorre varios caminos: deseo, excitación, meseta y orgasmo. En la fase de excitación el cuerpo sufre una serie de cambios: lubricación vaginal, los labios y el clítoris aumentan de tamaño debido al aumento del flujo sanguíneo, y los pezones se erizan. En la fase del orgasmo la vagina sufre de 3 a 15 contracciones cuya duración e intervalo entre ellas varía en cada mujer y de un orgasmo a otro.

La descripción del orgasmo varía según cada mujer. Algunas experimentan una cúspide de placer que se desvanece en un momento; otras experimentan una sensación más difusa y cálida; algunas sienten como un cosquilleo o un temblor; algunas después de alcanzar el éxtasis siguen experimentando unas sensaciones placenteras que tardan más en desvanecerse. En general, la mayoría de las mujeres llega al orgasmo a través de la estimulación del clítoris.

¿La píldora anticonceptiva reduce el deseo sexual? ¿Y la fertilidad?



Uno de los efectos secundarios que puede tener la píldora es la reducción de la libido. Si el nivel de estrógenos y progesterona producido por la píldora es superior al de la testosterona, hormona responsable del deseo sexual, éste puede verse afectado. Sin embargo, las píldoras de última generación apenas tienen efectos secundarios: ni afectan al deseo sexual ni hacen engordar, como muchas mujeres piensan.


En todo caso, si se nota algún efecto indeseado, hay que acudir al ginecólogo para comprobar si la dosis hormonal es la adecuada. También es falso que cueste más quedarse embarazada después de tomar la píldora durante muchos años.

¿Duele y se sangra la primera vez que se hace el amor?



Aunque el himen posee perforaciones por donde pasa el flujo menstrual, es cierto que con la primera penetración se suele romper del todo, o por lo menos en parte.


Esta ruptura, aparte de algo de dolor o molestia, puede producir una pequeña hemorragia al desprenderse de la pared de la vagina.


Pero el himen es sólo una membrana que se encuentra a la entrada de la vagina y que no posee ninguna utilidad. De hecho, hay muchas mujeres que nacen sin él, sin que ello les suponga ninguna consecuencia negativa. Puede ocurrir que el sangrado no se produzca en el mismo instante de la penetración, debido al empuje del pene y a la propia fisiología femenina.


En todo caso, se trata de un hecho natural y sin importancia. Algunas veces el dolor es más producido por la tensión muscular y los nervios que por la propia penetración.

¿Qué es el himen y para qué sirve?



El himen es la membrana que cubre la entrada de la vagina y presenta siempre una o más perforaciones que permiten la salida del flujo menstrual o la colocación de tampones.


Normalmente se extiende por una parte, no por toda la abertura de la vagina, y es de distintas formas, tamaño y grosor.


El himen no tiene ninguna función biológica indispensable, aunque históricamente y en algunas sociedades su presencia constituye una prueba de la virginidad de la mujer, a pesar de que esto no es una prueba sólida, ya que el himen puede romperse o perforarse a una edad temprana e incluso hay mujeres que nacen sin él. Además, la penetración no siempre supone la rotura del himen, puesto que es una membrana sensible.

¿Qué es el SIDA y cómo se contagia?



SIDA quiere decir Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida y se produce por el contagio del virus VIH (Virus de Inmunodeficiencia Adquirida).


Este virus debilita el sistema inmune y lo hace vulnerable a todo tipo de infecciones. Hoy por hoy es una enfermedad incurable y mortal, aunque existen fármacos que pueden retrasar el desarrollo de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes.


Ser VIH positivo (tener anticuerpos contra SIDA) o estar infectado con el VIH no es lo mismo que tener SIDA. Muchas personas VIH positivas no desarrollan la enfermedad en muchos años.


El SIDA se contagia por tres vías: sexual (al entrar en contacto con los fluidos vaginales, líquido preseminal, semen o sangre); por vía sanguínea (contacto directo con heridas, mediante transfusiones o al hacerse sangre con objetos cortantes o punzantes contaminados); y por vía perinatal (contagio de la madre al hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia).


El SIDA no se contagia a través de la saliva, las lágrimas o las picaduras de insectos; tampoco por convivir, abrazar o tocar a una persona infectada ni mediante muebles o utensilios compartidos.


Sí hay que evitar compartir cuchillas, cepillos de dientes, jeringuillas u otros objetos que puedan entrar en contacto con sangre o fluidos de los órganos sexuales. El único método anticonceptivo que protege de su contagio es el preservativo.

¿Qué son las ETS?



¿Cuáles son las principales?


ETS significa Enfermedades de Transmisión Sexual y sus causantes son ciertos microorganismos que se localizan en el aparato genital masculino y femenino y que, generalmente, se transmiten a través de las relaciones sexuales. Entre los síntomas que producen: escozor, picor, flujo anormal, molestias en la uretra o en la vagina.


Ante la primera señal hay que acudir al especialista. Algunas veces las ETS atraviesan fases asintomáticas, lo que puede provocar su transmisión involuntaria.Las principales enfermedades de transmisión sexual son la sífilis, la gonorrea, las clamidias, el herpes, la vaginitis, los condilomas y el sida.


Actualmente existen medicamentos para tratar la mayor parte de las ETS y los especialistas suelen prescribir medicación no sólo a la persona afectada sino también a su pareja.


El único método anticonceptivo eficaz para evitar el contagio es el preservativo.

miércoles, 21 de febrero de 2007

¿Existe riesgo de embarazo durante la menstruación?

Sí, existe riesgo de embarazo aún estando con la regla.

Es cierto que las posibilidades son menores, pero las sigue habiendo. Los métodos anticonceptivos basados en los ciclos reproductores de la mujer, o métodos naturales, no son nada fiables.

El ciclo reproductor se puede ver alterado por multitud de factores y darse, por ejemplo, una ovulación fuera del ciclo. Además, la concepción no se produce en la vagina sino en las trompas de Falopio, por lo que si hay eyaculación, algún espermatozoide puede llegar al óvulo, independientemente de la menstruación. Mientras estás menstruando, a la vez se puede haber producido una ovulación y que el óvulo esté en las trompas de Falopio en estado fértil esperando a ser fertilizado por un espermatozoide. En ese momento, si haces el amor sin protección, puede que algún espermatozoide llegue a fertilizar ese óvulo y se produzca un embarazo no esperado.

¿Qué riesgos tiene “hacerlo a pelo”

Aunque se usen medios naturales para controlar la natalidad, hacer el amor sin usar métodos anticonceptivos implica no sólo riesgo de embarazo sino de transmisión de enfermedades sexuales, entre ellas el SIDA.

Ni la marcha atrás, ni hacerlo durante la menstruación, ni el método Ogino son eficaces ni evitan las ETS. A no ser que se busque el embarazo, hacer el amor sin utilizar métodos anticonceptivos es una práctica de alto riesgo totalmente desaconsejable.

¿Es segura la “marcha atrás” o coitus interruptus?

No.

El “coitus interruptus” o “marcha atrás” es uno de los métodos menos seguros para evitar embarazos y enfermedades de transmisión sexual. Esto es debido a que el líquido preseminal también transporta espermatozoides. A cada lado de la uretra se encuentran las glándulas de Cowper, que durante la fase de excitación sexual, antes de la eyaculación, segregan unas gotas de fluido que suele aparecer en la punta del pene.

En ocasiones, este fluido contiene un reducido número de espermatozoides, lo que demuestra que retirar el pene de la vagina antes de eyacular no es un método seguro para evitar el embarazo.

¿Es posible el embarazo sin penetración?

Si el pene no llega a introducirse en la vagina sino que tan solo roza la entrada, el embarazo es prácticamente imposible siempre y cuando no haya habido ningún tipo de penetración. Sin embargo, no hace falta que la penetración sea total para que haya riesgo de embarazo, ya que es precisamente por la punta del pene por donde se expulsa no sólo el semen sino el líquido preseminal, que también puede contener espermatozoides.

Por ello, si existe penetración aunque no se llegue a eyacular dentro de la vagina, sí que puede darse un embarazo si el líquido preseminal ha sido vertido dentro.

¿Qué es la “píldora del día después”?

La píldora postcoital no es un método anticonceptivo sino un remedio de emergencia. Se trata de un combinado de hormonas que altera el ciclo reproductor femenino, impidiendo que si se ha producido un embarazo, éste se lleve a término. La "píldora del día después" actúa inhibiendo la ovulación e impidiendo la fertilización. Su eficacia es casi del 100% cuando se toma en las 24 horas posteriores al coito de riesgo.

Este medicamento carece de los indeseables efectos secundarios de los anticonceptivos tomados habitualmente para evitar el embarazo. La contracepción de emergencia debe administrarse en las 72 horas desde el momento del coito de riesgo (es decir, sin ningún tipo de protección). Posteriormente a esta primera dosis, se administra otra a las 12 horas. Sólo se puede administrar con receta médica.

¿Qué son los espermicidas?

Son sustancias que tienen la capacidad de matar a los espermatozoides e impedir su paso hacia el útero. Los espermicidas se encuentran en dos presentaciones: óvulos vaginales y cremas espermicidas.

No son un método anticonceptivo por sí solos, pero usándolos en combinación con el preservativo o el diafragma se puede conseguir una fiabilidad y seguridad anticonceptiva cercana al 100 %. Hay condones que ya vienen con crema espermicida incluida.

Pero además de ser un complemento de otros métodos, pueden proporcionar una lubricación adicional a la zona. También existen las esponjas vaginales, esponjas sintéticas blandas impregnadas con espermicida que se humedecen y se meten en la vagina, sobre el cérvix, antes de la relación sexual.

Qué son y cuáles son los Métodos Naturales de control de la natalidad?

Los Métodos Naturales, también llamados planificación familiar natural, se basan en la abstinencia de contacto sexual durante los días fértiles de la mujer y su efectividad depende de la exactitud en la predicción de los momentos en que ésta ovula.

La predicción se efectúa controlando los cambios en la temperatura corporal basal de la mujer para conocer el momento de la ovulación o identificando los cambios de la mucosidad cervical que indican la ovulación. La efectividad de estos métodos depende del correcto uso que la pareja les dé, ya que dependen del conocimiento, observación y control de los ciclos menstruales de la mujer. En función de éstos se planifican tanto la práctica como la abstinencia sexual.

Los más conocidos son el Método Ogino, Knaus, Temperatura basal, Billingis y Coitus Interruptus. En las farmacias hay test de fertilidad u ovulación con los que se puede controlar fácilmente los días fértiles de la mujer.

¿Cuál es el mejor método anticonceptivo? ¿Cómo elegirlo?

Al elegir un método anticonceptivo hay que tener en cuenta factores como la eficacia, coste y circunstancias personales. La efectividad de un método anticonceptivo se expresa como el número de embarazos por cada 100 mujeres en 1 año de uso. Los métodos más usados son el preservativo, la píldora y el DIU.

Además de tener un elevado porcentaje de eficacia (97 % y casi 100 % si se combina con otros métodos), el preservativo es el único método que protege de las ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual, como el SIDA). El DIU es un pequeño aparato que se inserta en el útero para impedir el paso de los espermatozoides (98-99 % de eficacia). La píldora anticonceptiva es una combinación de estrógenos y progestágenos que impide la ovulación (97-99 % de eficacia).
Otros métodos son el diafragma, capuchón cervical, inyecciones hormonales, parches anticonceptivos, etc. Lo recomendable es acudir a un ginecólogo o a un centro de planificación familiar para informarse sobre los pros y los contras de cada método anticonceptivo.

¿Qué hacer si el condón se queda dentro de la vagina?

En general, tras la eyaculación el pene pierde volumen y firmeza, por lo que el condón se le queda grande y puede salirse y quedarse en la vagina si no se retira inmediatamente. Además, al retirar el pene hay que sujetar la base del condón para que no se mueva.


Si se quedase dentro y no pudiera extraerse con los dedos, hay que acudir inmediatamente a un centro de salud para que saquen el condón y proporcionen las medidas necesarias para evitar un posible embarazo no deseado.

¿Qué hay que hacer si se rompe un condón?

En estos casos la mejor solución es acudir lo antes posible, dentro de las 48 horas siguientes al coito de riesgo, a un centro de salud (urgencias hospitalarias o centro de planificación familiar) para que un ginecólogo pueda recetar a la mujer la ‘píldora del día después’ y evitar así un posible embarazo no deseado.

Cuanto antes se tome la píldora postcoital mejor, ya que con el paso de las horas va perdiendo efectividad. Tomadas estas medidas de emergencia lo recomendable es acudir al ginecólogo para que descarte cualquier posibilidad de embarazo. Por otra parte, para evitar roturas, hay que asegurarse de que los preservativos que se usan están homologados, no están caducados y se colocan y utilizan adecuadamente según las instrucciones del fabricante.

Cómo se coloca y usa un preservativo

La eficacia del preservativo depende de su correcta colocación y uso. En todas las cajas de condones hay instrucciones con dibujos muy claros. Lo mejor es leerlas y ensayar su colocación antes de mantener la relación sexual. El pene debe estar muy erecto para que el preservativo pueda ser colocado.


Lo ideal es que el momento de la penetración forme parte del juego sexual para que no se produzca una bajada de la erección. Una vez abierto cuidadosamente el envase para no estropear el condón, éste debe cogerse por la punta, colocarse encima del glande e ir desenrollándose poco a poco hasta la base del pene. Mientras se desenrolla con una mano, con la otra hay que mantener cogida la punta del preservativo para que quede suelto por arriba.

Durante el coito, es importante comprobar que el condón sigue en su sitio. Finalizado el coito, hay que tener cuidado al sacar el pene de la vagina para evitar que el preservativo se quede dentro, ya que al eyacular el pene pierde erección y el preservativo se le queda grande. Para ello se agarra el condón antes de sacarlo. Lo mejor es retirarlo nada más eyacular, antes de que se pierda la erección.