Te recomiendo:

viernes, 23 de febrero de 2007

Educación de la Sexualidad



Supiste aclarar las dudas de tus alumnos o alumnas cuando te preguntaron:¿qué es la menstruación? ¿cuál es la vía de transmisión del VIH-SIDA? ¿cómo se practica el coito? ¿es malo cuando te masturbas? Tus respuestas, silencios, titubeos, actitudes son fundamentales para el desarrollo sexual saludable de los niños y niñas. Una respuesta prejuiciosa carente de información científica y ética o un rostro avergonzado puede marcar para siempre la vida sexual de las personas.

Desde la edad de dos años los infantes han entendido que a los adultos los temas sexuales les causan "pudor". Sus madres y padres ponen sobrenombres a los órganos sexuales, reprochan con un grito de "no te toques ahí" "las niñas buenas no lo hacen" o un golpe cuando los manipulan. No comprenden el porqué de la actitud de sus progenitores. No saben que a éstos también los golpearon en su infancia y los desinformaron contándoles conceptos erróneos y llenándolos de culpa y vergüenza. Aún no comprender la herencia de tabúes. Quizá lo comprendan siendo adultos/as cuando, en el mejor de los casos, con información decidan dejar de reproducir mitos o, en casos desafortunados, enfrenten alguna disfunción sexual a causa de aprender que la sexualidad es "sucia y mala".

La sexualidad es inherente al ser humano, nacemos con ella y nos acompañará a lo largo de nuestra existencia. En este proceso llamado vida debemos procurar la salud sexual definida por la Organización Mundial de la Salud como un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad; no sólo se refiere a la ausencia de enfermedad o disfunciones. La salud sexual requiere de un acercamiento positivo y respetuoso a la sexualidad y a las relaciones sexuales, así como a la posibilidad de tener relaciones sexuales placenteras y seguras, libres de coerción, discriminación y violencia. Para que la salud sexual se respete y mantenga, los derechos sexuales deben ser respetados y protegidos y plenamente ejercidos.

La educación de la sexualidad principalmente está a cargo de los padres y madres de familia así como de los y las docentes. La tarea no es nada sencilla porque se enfrentan a diferentes situaciones:

1 .- La sexualidad ha sido considerada por siglos como pecaminosa. Nos han dado información con valores negativos en su torno: nombrar, mirar o tocar los órganos sexuales es sucio, las mujeres buenas no hablan de temas sexuales, la masturbación es un pecado, etc. Quitar tabúes no es rápido como desconectar y conectar un aparato eléctrico. No somos máquinas, los seres humanos requerimos de un proceso para desmitificar y revalorar a la sexualidad, lo cual conseguiremos sólo con información verídica.

2.- Si bien es cierto que existen espacios en donde la gente puede obtener información sobre sexualidad humana en sus aspectos, biológicos, psicológicos y sociales, aún no hay muchos; además algunas instituciones de salud y de educación siguen levantando banderas en favor de los mitos en nombre de la "moralidad". Lo único que consiguen es desinformar y orillar a la sexualidad a la clandestinidad, a la prohibido, al morbo.

3.- Los materiales de apoyo están cargado de educación sexista con discursos que fomentan la desigualdad y el establecimiento de roles en donde se encajonan el comportamiento de niños y niñas, limitando sus potencialidades como seres humanos en aspectos intelectuales y emotivos: los niños son valientes y no lloran, las niñas son bonitas si se enojan se ponen feas.

Información + respeto + afecto = salud sexual

La labor de educar sobre sexualidad humana no es fácil, requiere del trabajo de mucha gente entre especialistas quienes elaboran investigaciones serias, profesionales en el área de la salud y la educación así como los padres y madres de familia. Es una tarea de todos y todas que debemos comenzar para una sociedad sin prejuicios ni miedos.

Los primeros pasos los han dado científicos/as quienes desde hace varias décadas han desmitificado conceptos a través de sus investigaciones. El siguiente paso corresponde a quienes estamos encargados de difundir información y educar. Apoyemos la salud sexual, mental y física de las personas. No sigamos reproduciendo discursos con valores negativos, aportemos más afecto, respeto a la diversidad y a la equidad de género, amor hacia nuestro entorno, salud en nuestro interior.

Con educación podemos desmitificar y optar por una vida saludable. Comencemos con la nuestra, explorando conceptos y revalorando.

Ante actitudes moralistas y represivas, no llegaremos más que al SIN RECREO, al castigo. A seguir ocultando la vida sexual, a limitar nuestras expresiones de afecto y amor. Las investigaciones muestran que niños y niñas informados sobre aspectos sexuales inician su vida sexual más tardíamente y con responsabilidad, así que no tengamos miedo de informar.

La salud sexual un compromiso de educación

Enseñemos en las aulas a multiplicar respeto, amor y responsabilidad. A sumar afecto y salud. A restar infecciones de transmisión sexual y embarazos no deseados. A dividir responsabilidades equitativamente así como beneficios. Enseñemos a leer más allá de lo que dicen los textos, a comprender que entre las líneas blancas existen muchas posibilidades que toca inventar.

Otorguemos herramientas para investigar y construir en salud. No quitemos el recreo de la vida, de la diversidad, del juego, de la imaginación y la creatividad. La sexualidad necesita esparcimiento para interactuar emociones, palabras, sentimientos.

Enseñemos a escribir una nueva historia... en salud, con amor y respeto.

No hay comentarios: